domingo, 13 de marzo de 2011

"PERDONE, SEÑORA , QUE NO ME LEVANTE"

LETRAS ETERNAS:


La iconografía lapidaria últimamente ha evolucionado de maneras quizá insospechadas para sus creadores allá por el siglo II a.C. (sobre todo en lo tocante a la ornamentación perfirérica a las inscripciones, ya que en éstas se siguen usando aquellos tipos pre-cristianos)

Pero comencemos por el principio de esta fundamental tipografía; ya que, en su nacimiento, estas letras se dividían en dos grandes grupos:

Por un lado se encontraba la denominada Capital Lapidaria Rústica, utilizada sobre cobre y ante todo en el bronce (aunque también existe en piedra y mármol con semejante composición morfológica)
En esta escritura la parte superior de la F y de la D sobrepasan la línea superior de la caja de renglón, mientras que la Q baja la línea inferior. La A pierde el travesaño del medio. La M y la N se reemplazan por rayas y puntos. Aparecen siglas y abreviaturas, y no posee ligaduras. Los poemas de Virgilio se guardan en este tipo de escritura.


Por otro lado, encontrábamos la forma de Escritura Lapidaria considerada como la más bella: la Capital Lapidaria Elegante, con un trazo más cuadrado que la Rústica. Es la letra mayúscula de imprenta que guarda relación en su altura con el ancho. Se escribe sobre mármol o piedra, en los monumentos públicos (templos, arcos de triunfo...)

    Interior del Arco del Triunfo de París (Francia) http://lh4.googleusercontent.com

La historia de la tipografía ha estado siempre ligada a las corrientes arquitectónicas de su tiempo, dependiendo de los materiales y técnicas de cada época. Si bien dicha historia como tal comienza en el siglo XV con la invención de los tipos móviles, manejamos aquí la palabra tipografía con un significado más amplio: como el arte/oficio de usar letras, habitualmente estandarizadas.

Los primeros ejemplos nos remiten a la Antigüedad y a su uso en inscripciones lapidarias. Es entonces cuando la letra se empieza a diseñar y alcanza un rigor formal. En la escritura lapidaria se basa TODO el diseño tipográfico, «la relación de forma y proporción entre las letras, la alineación y el espaciado, la interlínea y la composición del bloque de texto»

1. Es en Grecia y posteriormente en Roma donde se aplica la tipografía a la arquitectura como un elemento más de ésta. Las inscripciones pasan a formar parte de la arquitectura monumental: arcos del triunfo, estatuas, columnas... La columna de Trajano, de 114 d. C., tiene grabada en su base una inscripción que «es el prototipo perfecto de toda la tipografía desarrollada hasta hoy en el mundo occidental»

2. Con la invención de la imprenta, en el Renacimiento, tras muchos siglos de caligrafía, se estandariza la forma de la letra y se empiezan a fundir, según la técnica desarrollada por Gutenberg, los primeros alfabetos romanos. Se produce así el rescate de estilos de la antigüedad, tanto en arquitectura como en tipografía (recordemos el estilo gótico utilizado hasta entonces en la escritura).

                                http://www.democraticunderground.com/discuss/duboard.php?az=view_all&address=105x6231895

Con el transcurrir de los siglos, este tipo de escritura lapidaria ha estado muy alejada de caer en el desuso, sobre todo en lo concerniente al soporte original del que tomó el nombre: las  lápidas.
Esta clase de tipología capital se ha venido utilizando de manera tradicional en la mayoría de los epitafios de las lápidas occidentales (independientemente del caracter efímero de las modas) sea cual fuere el siglo en el que el homenajeado en cuestión pasaba al mundo de los no vivos. La única diferencia secular a este respecto se está imponiendo en este último siglo, con aportaciones estéticas a modo de complementro (sobre todo en casos de difuntos cuya extravagancia -y en ocasiones, horterismo- supera la media de sus compañeros de necrópolis)
 
                                          http://mrschu81.worpress.com/2008/06/page/3/


No obstante, independientemente de las peticiones adicionales de algunos singulares "clientes", la técnica de grabado de la letra sobre las frías tumbas permanece inmutable en el tiempo.
En las “marmolerías” cercanas a los cementerios, artesanos del tallado de la piedra continúan esculpiendo las lápidas donde escriben los datos del difunto, como si el tiempo no existiese en sus dedos. Si dibujar o pintar letras con cierta armonía, claridad y belleza es una tarea compleja, hacer lo mismo mediante un cincel y un martillo es definitivamente un arte.
                                  http://www.buenanota.org/2/images/stories/Tallador%20desue%C3%B1os.jpg

Los talladores tienen la capacidad de inscribir sobre las piedras diferentes tipos de letra de acuerdo a la sensibilidad de los que encargan el trabajo. Cada tipo de inscripción posee un nombre de fantasía. Así, en las ofertas de letras podemos encontrar: “normales”, “góticas”, “manuscritas”, “cuadradas”, “redondas”, “helvéticas” o “perfiladas”.
                    http://www.lanzallamas.org/blog/wp-content/uploads/tumbas5.jpg

Según estos profesionales, el estilo más difícil es el “relieve”, donde –a diferencia de todo el resto- no se talla la letra, sino su contorno, logrando, mediante un bajo relieve, darle forma.

De esta manera, hoy -bajo nuestras modernas narices- un puñado de artesanos reproducen un oficio que conoció su esplendor en la Roma Imperial, siglos de siglos atrás, cuando los constructores de templos y palacios inscribieron en ellos palabras pensadas para durar por siempre. Efectivamente, una de las obras cumbres de la letra lapidaria romana, la columna Trajana, fue esculpida cien años antes del comienzo de nuestra era. Sus proporciones y su aplicación en la piedra darán una impronta de solemnidad y eternidad que se asocia de manera directa con nuestro ritual mortuorio contemporáneo: letras sobre la muerte, esculpidas para toda la vida.

Y algunas de estas palabras, se han ganado por derecho propio dicha permanencia. He aquí una muestra:
http://farm4.static.flickr.com/3608/3403569997_2567fcda6a.jpg (Epitafio de Vicente Huidobro)

(lápida del doblador original de todas las voces de los Looney Toons)





("Señor, amo a un pato")


Sin embargo, como ya os adelanté anteriormente, no son precísamente las palabras las causantes de que otras tumbas pretendan destacar en el tiempo.
Podemos encontrar todo tipo de variopintos especímenes descansando en los Campos Santos del planeta:

 - Ciber-frikies:

http://latrola.net/blok/lapidas-y-tumbas-originales-y-curiosas-en-cementerios-50-fotos


- Deportistas orgullosos de sus logros:

 
http://www.ziza.es/2008/07/23/Lapidas_curiosas.html
 http://mrschu81.wordpress.com/2008/06/page/3/


- Irreverentes:



- Borrachuzos:

http://latrola.net/blok/lapidas-y-tumbas-originales-y-curiosas-en-cementerios-50-fotos


 - Electricistas modestos:

                   http://latrola.net/blok/lapidas-y-tumbas-originales-y-curiosas-en-cementerios-50-fotos


 - Niños eternos:

http://latrola.net/blok/lapidas-y-tumbas-originales-y-curiosas-en-cementerios-50-fotos
 http://www.ziza.es/2008/07/23/Lapidas_curiosas.html


- Hippies convencidos:

http://latrola.net/blok/lapidas-y-tumbas-originales-y-curiosas-en-cementerios-50-fotos


- Setenteros un tanto "flipados":
http://latrola.net/blok/lapidas-y-tumbas-originales-y-curiosas-en-cementerios-50-fotos

http://waxy.org/2003/07/harv_was_there/


- Locos del motor:

 http://latrola.net/blok/lapidas-y-tumbas-originales-y-curiosas-en-cementerios-50-fotos


- Amantes del Cubismo:

http://mrschu81.wordpress.com/2008/06/page/3/
http://latrola.net/blok/lapidas-y-tumbas-originales-y-curiosas-en-cementerios-50-fotos


- ...O estudiantes de Producción Editorial ávidos de vacaciones:






Por : Dani-Él.




Fuentes:

http://www.dibam.cl/patrimonio_cultural/pdf_revistas/patrimonio_muerte.pdf











































jueves, 3 de marzo de 2011

"LA LETRA CON SANGRE ENTRA"


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             Siempre se ha dicho que el hombre es el único ser que mata por placer…y parece que el placer de la lectura nunca se mantuvo ajeno a esta máxima.
No deja de resultarme paradójico el hecho de que, incluso la difusión universal de la cultura y el arte (cualidad que se supone nos distingue de las bestias) tampoco esté exenta de barbarie.

La contemporánea tala indiscriminada de árboles, con la que tanto ha contribuido durante siglos la industria papelera para resquebrajar los pulmones del planeta, se antoja un juego de niños al confrontarla con las prácticas que antaño se perpetraban para elaborar textos.

Ya desde los albores del libro, se estilaban mañas de lo más salvaje para conformar los soportes que exhibirían el “virtuosismo humano”.
Los primeros códices (siglo III a.C.) tenían como sustento al papiro (material obtenido mediante un complejo proceso de fabricación, procedente de los juncos afincados a orillas del Nilo) pero resultaba muy caro y frágil, por ello, con el comienzo de nuestra era fue sustituido por el pergamino (soporte obtenido a partir de pieles de animales como la ternera, el cordero, la cabra, el carnero, el cerdo...y otros tantos especímenes de la fauna vernácula –en muchas ocasiones no natos-) ya que dicho soporte podía encuadernarse, y así ser transportado y almacenarse con mayor facilidad. 
¿Para qué matar plantas pudiendo destripar animales, si además es más barato?
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Por supuesto, se les despellejaba vivos para facilitar que la piel se desprendiera más dócilmente (ya que, al morir, la dermis puede pegarse al cuerpo) Para evitar que la fina piel quedase adherida al hueso y al músculo se les introducía una cánula o caña por la que soplaban (“técnica” de despellejamiento, por cierto, aún en vigor entre los "delicados" peleteros modernos)

Una vez acometidos semejantes menesteres, se iniciaba el proceso de fabricación del pergamino propiamente dicho:
Primeramente, se mojaba la piel en cal para que ésta absorbiese los restos de grasa, la lavaban con agua muy caliente y la ponían a secar, bien tirante para evitar arrugas, en bastidores de madera. Se rapaba cuidadosamente para eliminar la carne, el pelo y la grasa no diluida. Una vez descarnada y afeitada a cuchilla, se tensaba nuevamente en un bastidor y se volvía a raer hasta dejar una lámina blanca y fina. Esta lámina obtenida se pulía y alisaba con cuidado para hacerla apta para la escritura.
La zona donde se escribía el documento era la parte interna de la piel del animal, franja que, al encontrase en contacto con la carne, está más "suavecita".
www.ayuntamiento.elburgo-burgelu.com/documentos/19-09-08_Anexo%207%20-%20Para%20saber%20mas%20sobre%20EL%20PERGAMINO

Según el autor latino Plinio, el uso del pergamino se lo debemos Emensis II, rey de Pérgamo, ciudad de Asia Menor fundada por Filetero (nombre acertado donde los haya) 
En el año 238 a.C., Emensis II (197-158 a.C.) poseía una gran biblioteca heredada del rey Atalo, que alcanzó la nada despreciable cifra de 200.000 volúmenes. Esta biblioteca competía con la de Alejandría, por lo que el rey egipcio Ptolomeo Filadelfo dejó de suministrar papiro a la ciudad de Pérgamo para evitar, entre otras cosas, que pudieran llegar a conseguir tener una biblioteca mayor a la de Alejandría. Ante semejante tesitura, se desarrolló y perfeccionó en Pérgamo la fabricación de este soporte de escritura. Por tanto, fue la gran Biblioteca de Alejandría (recientemente en el candelero gracias a Amenábar y la bella Rachel Weisz) la que despertó la ambición de los gobernantes de Pérgamo, aportando así su involuntaria contribución a la definitiva sustitución del papiro por el pergamino. 

Dependiendo de cómo se llevara a cabo el proceso, se obtenían pergaminos de distintas calidades. El pergamino que gozaba de mayor prestigio era el denominado vitela (sólo apto para los más pudientes) que era un tipo especial de pergamino más blanco y fino, extraído de la piel de animales muy jóvenes, muertos al nacer e incluso no natos (ya se sabe; la calidad se paga cara) 

Con el establecimiento del cristianismo como religión oficial con Constantino (con la Iglesia hemos topado) el códice llegó a ser la norma para cualquier tipo de literatura.
http://www.ojodigital.com/foro/attachments/book/10227d1177739046-excomunion.jpg

En los colegios occidentales siempre nos han enseñado que el triunfo del códice de pergamino sobre el rollo de papiro, supuso la salvación de la cultura antigua para la posteridad, al ser el pergamino mucho más duradero que el papiro (y, desde luego, más perdurable que los escritos que los católicos "tuvieron a bien" censurar con sus célebres palimsestos -códices sobrescritos-) 

Fue en los monasterios coptos, en los siglos III y IV d.C., donde el arte del libro tal y como hoy lo conocemos inició verdaderamente su andadura. 
Los monjes eran muy escrupulosos a la hora de supervisar la creación de sus elitistas códices. La tinta, por ejemplo, era fabricada por los mismos copistas, utilizando para mezclar oro, plata o glándulas de moluscos para obtener la tinta púrpura. Para escribir utilizaban el cálamo de caña que ya usaban los egipcios, pero acabó siendo sustituido por plumas de ave (pelícano, cisne, urogallo, oca, pato…etc.) Aunque no servía cualquier pluma de estos pájaros; se seleccionaban entre las cinco primeras plumas remeras y siempre del ala izquierda. Al fin y al cabo; ¿desde cuándo se han necesitado dos alas para volar?... 
Al encuadernar se tenía en cuenta que no hubiese mucha diferencia de coloración entre las superficies, ya que resultaban distintas las dos caras de la piel, la del pelo y la de la carne, y, por ello, nunca se colocaban enfrentadas.
www.aquiseencuaderna.com/pdf/c


Bárbaras ligaduras de nervio de buey atravesaban en sentido perpendicular el dorso de los pliegos fijando el cosido de las hojas de Vitela.





Como todos sabemos, el pergamino sería sustituido posteriormente por el papel, que ya era conocido por los chinos desde la antigüedad, cuyo papel contenía un elemento de origen vegetal extraído a partir de una monocotiledónea: morus papyrifera sativa (como son más serenos prefieren matar vegetales) Los árabes aprendieron de ellos esta práctica al conquistar el Turkestán, introduciendo después su fabricación en la península; quedando la primera fábrica de papel establecida en Játiva (siglo XVIII)

De España se extendió al resto de Europa.

En la actualidad, ya estamos comenzando a abandonar este barco de papel mata-bosques gracias a las “altruistas” políticas sostenibles que están tan en boga en nuestra industria.
Concretamente, el mercado del libro va sumergiéndose, sigilosa pero vorazmente, en la tercera era de dicho soporte cultural (esta vez mucho más “civilizada”); el libro electrónico: esa amalgama de materiales tan “biodegradables” y de “no oficiales” radiaciones cancerígenas varias.

¿De verdad es tan difícil crear un soporte de texto inofensivo?

…Ya lo dijo el poeta: “mi pluma, mi arma”.


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por: Dani-Él.

Fuentes consultadas:


ANEXO: BIBLIOPEGIA ANTROPODÉRMICA
(GESTANDO LIBROS)
No puedo evitar incluir un tipo de praxis editorial de carácter especial por su oscurantismo y fiereza: los LIBROS DE PIEL HUMANA.

Y es que, efectivamente, nuestra especie ha alcanzado cotas aún más altas de "animalismo" que las ya descritas para confeccionar libros. Aquí os brindo un extracto de dos artículos que encontré un Domingo de resaca, tras ver un reportaje sobre este tema en el programa de "Fríker" Jiménez:

Pese a lo repugnante que nos puede parecer en nuestros días, la bibliopegia antropodérmica  o encuadernación de libros con piel humana, fue algo de lo más habitual desde el siglo XVII hasta hace relativamente poco. Cientos de estos libros se encuentran repartidos en bibliotecas, museos y colecciones privadas a lo ancho y largo de todo el mundo. Posiblemente, en la gran mayoría de ellos se desconozca esta cualidad, ya que a simple vista es imposible distinguir la piel humana a la de origen animal, y es necesaria una prueba de ADN para constatar su origen. 

Durante la revolución francesa, las pieles de los nobles guillotinados se usaban para encuadernar ejemplares de la constitución francesa o, paradójicamente, ediciones completas de Rousseau, del que los nobles se reían por sus teorías. 

A principios del siglo XIX, en el Reino Unido era costumbre habitual utilizar la piel de los delincuentes ejecutados para encuadernar libros. La mayoría de estos ejemplares se usaban para narrar en ellos las fechorías de estos mismos criminales. 

En la época Nazi, se sabe que la piel de muchos judíos acabó como tapas de libros o incluso como pantallas de lámparas.  

También existe constancia de muchos casos voluntarios, en los que el último deseo del fallecido era que se forrasen las tapas de algún libro en concreto con su piel, incluso algún escritor famoso recibió en su casa un paquete con la piel de una fan como regalo. De modo que si tenéis en vuestras casas algún ejemplar antiguo de dudosa procedencia, quien sabe… puede que sus tapas inertes tuviesen alma algún día.
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Además, muchos bibliófilos célebres se aficionaron a estas peculiares encuadernaciones:

En 1831, André Leroy, un joven romántico y apasionado, asaltó un tanatorio parisino y arrancó como pudo trozos de piel de su admirado Jacques Delille; afamado escritor de la época (autor de una celebrada traducción de las Geórgicas de Virgilio) Delille sirvió para encuadernar su propia traducción. 

Algunos no tuvieron tanta paciencia, como cierto poeta del romanticismo ruso, que perdió una pierna en un accidente de equitación y encuadernó una colección de sus mejores sonetos con la piel del miembro amputado. Cojo y enamorado, regaló el librito a su amada. No nos consta cómo acogió ella semejante presente. 

Otro curioso caso es el de aquella viuda vienesa –uno la imagina joven y apetitosa– que mandó forrar las cartas de amor de su primer marido con la piel del difunto. El segundo, sabiendo que la buena salud es un estado transitorio que no augura nada bueno, no quedaría muy tranquilo al recibir el volumen. 

Tenemos también al decadente Doctor Cornil, que mandaba encuadernar libros de una manera realmente refinada. Un buen día encargó forrar un ejemplar de Los tres mosqueteros con una porción de piel femenina tatuada (dos dragones enzarzados en singular combate) Otro tatuaje, un corazón atravesado por una flecha, le sirvió como portada de Bubu de Montparnasse. Un colega suyo consiguió que forraran en 1891 la Danza de la muerte de Holbein con la piel de una mujer a la que no pudo poseer en vida. Aquí, el supremo "sibaritismo" consistía en usar pelo humano en vez de hilo de seda para coser sendos cuadernillos.
 

Por supuesto, los libros en piel humana también han excitado el deseo de algunos exquisitos pornógrafos; año 1890: los hermanos Goncourt cuentan en sus diarios que algunos internos del Hospital de Clamart (París) fueron despedidos por contrabandear con la piel de lo pechos de las mujeres allí fallecidas con Isidore Liseux (editor de libros eróticos de Fabourg, Saint-Germain)  
Además Liseux juraba haber visto un ejemplar del Justine y Juliette de Sade confeccionado de esa forma. 
Incluso, rumor de rumores, hay quien habla de un fabuloso volumen, el tratado De Serto Virginum, encuadernado de la manera "más apropiada".
Y, por si fuera poco, existe un ejemplar de Elogio de los senos de las mujeres, de Mercier de Compiégne, donde, tanto en la cubierta como en la contra-cubierta, se pueden observar -y palpar- las protuberancias de los pezones (lamentablemente, Águila Coja se ha visto incapaz de conseguir una imagen gratuita de semejante volumen)

Uno de los ejemplares de este calibre más modernos que se conservan es también uno de los más bellos en su ominoso estilo. Me refiero a una colección de panfletos del cirujano holandés Bernhard Siegfried Albinus (imagen superior). En sus páginas, el autor se interroga sobre la causa del color de la piel de los etíopes. Esta disertación sirvió de inspiración para el antropólogo Hans Friedenthal, que mandó encuadernar lujosamente dicha obra con la piel de un hombre negro y decorarla con una plaquita de plata incrustada en la portada con la efigie del hombre y su cráneo. El libro es único en muchos otros aspectos. Contiene seis de las primeras mezzotintas en color que se hicieron, obra de dibujante Jan Ladmiral. La piel de su legítimo propietario fue lo suficientemente extensa como para forrar otros dos libros más.
El ejemplar se guarda en un saco negro, con un corazón y unos pulmones bordados en tela amarilla. Un estuche protege todo el conjunto con la admonitoria frase “Piensa cuando estés aterrorizado por otros hombres… en tu propia piel”. Tanto despliegue de medios hizo salivar de deseo a cierto bibliófilo de principios del siglo pasado hasta hacerle fantasear con la posibilidad de poseer una magna obra de cinco tomos, cada uno forrado con la piel de un hombre de distinta raza.

Parece que la encuadernación antropodérmica desapareció de la faz de la Tierra tras la Segunda Guerra Mundial. No hay constancia de ejemplares posteriores en el tiempo, aunque el deseo de los sibaritas nunca será satisfecho, y muchos anhelen secretamente acariciar con las yemas de sus dedos uno de estos libros, olerlos con los ojos cerrados, saber a qué saben... ¿Y si se siguen encuadernado en secreto sin que lleguen a nuestros oídos, señores lectores?


Por último, os dejo una pequeña muestra de algunos otros ejemplos conocidos:

1827, William Corden mató a su amante, María Martín, y seis años más tarde se publicó con su piel un libro con la historia de este famoso crimen (Moyse´s Hall Museum)
1818 y 1821, dos casos similares al anterior, la piel de James Johnson se usó para encuadernar un ejemplar de Samuel Johnson´s Dictionary. John Horwood, tras asesinar a Eliza Balsum, también corrió la misma suerte, en este caso, en el lomo del libro se puede leer “Cutis vera Johannis Horwood” (Bristol Record Office)
1833, la piel del famoso bandolero James Allen, sirvió para encuadernar un magnífico recopilatorio de todas sus fechorías.
1858, el encuadernador Dard Hunter, contó que una viuda le mandó la piel de su difunto esposo para encuadernar todas sus cartas de amor.


1882, el insigne astrónomo y escritor Camille Flammarion, felicitó a una Condesa en una recepción por la suavidad de su piel. Al morir la Condesa de tuberculosis años después, ella misma dictó en su lecho de muerte que enviaran al astrónomo esa piel que él había elogiado para encuadernar uno de sus libros. Flammarion encuadernó su publicación "Tierras del Cielo" (imagen izquierda) con una inscripción en la portada que rezaba: "En piadoso cumplimiento de un deseo anónimo. Encuadernado en piel de mujer. París, 1882."
...Macabra historia, pero no exenta de romanticismo, ¿no os parece?



...Y ya termino por hoy, aunque la lista es interminable, porque, como habéis podido comprobar; somos unos auténticos cerdos: menos las uñas, se nos puede aprovechar todo.





Fuentes:

http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2009/01/05/libros-encuadernados-con-piel-humana/

http://www.librosmalditos.com/files/libros_piel_humana.php